Ciudad de México, 1 de junio (SinEmbargo).– Las pérdidas anuales de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de acuerdo con la información contenida en su Informe 2014, consta que por fallas en las líneas de transmisión y por los robos de luz sus pérdidas fueron de 49 mil millones de pesos, que corresponden al 14 por ciento de la energía eléctrica que la empresa generó. En 2013, el monto de las pérdidas fue de 50 mil 330 millones de pesos, lo que suma 99 mil 330 millones de pesos en dos años.
Este tipo de fallas se han hecho evidentes en diferentes ocasiones por quejas de los usuarios que, por apagones o por los conocidos diablitos, han sufrido daños a sus aparatos electrónicos e incluso a las instalaciones eléctricas de casas-habitación y también de instalaciones fabriles. Actualmente la CFE suministra energía a más de 194 mil localidades –190 mil 655 rurales y 3 mil 744 urbanas–.
A través del sistema de transparencia federal, y en respuesta a una solicitud realizada por este medio –con número 1816400040915–, se planteó que tan sólo en los primeros meses de 2015 se han reportado 2 mil 590 casos de usuarios que han resultado afectados por las fallas de la empresa eléctrica, de los cuales sólo mil 932 han sido resueltos. La información que SinEmbargo recibió consta que en enero, febrero y hasta el 18 de marzo de este año –es decir, en 77 días–, el importe que estas fallas ha representado 2 millones 587 mil 626 pesos.
Por tanto, en los primero dos meses de 2015, esas fallas le han costado a la CFE 33 mil 605 pesos diarios en promedio, sin considerar que las fechas a las que refiere el documento no obedecen a la temporada de lluvias, en la que se incrementan los incidentes en el servicio eléctrico.
Para el ejercicio fiscal de 2014, la Ley de Ingresos de la Federación destinó a la CFE un total de 343 mil 405 millones de pesos y el Presupuesto de Egresos de la Federación aprobó 306 mil 65 millones de pesos. Los gastos que se generan por afectaciones a los consumidores no son considerados por la CFE en su presupuesto de gasto corriente; el proceso implica, después de denunciar la falla, una valoración del daño para determinar el costo para solucionarlo. Este proceso puede durar de uno a dos meses después de que la afectación es reportada en las centrales de CFE, a pesar de que, de acuerdo con el informe, la disponibilidad y eficiencia de éstas son de 85.5 por ciento.
La aprobación de la Reforma Energética trajo consigo varias promesas en el servicio eléctrico. Además de la más publicitada: recibos de luz con menos costos, también se prometió brindar un mejor servicio para beneficiar a la industria, comercio y hogares mexicanos, reduciendo las fallas técnicas y no técnicas de energía en redes de transmisión y distribución de la energía eléctrica.
LAS LICITACIONES DE LA EMPRESA
El año pasado, Enrique Ochoa Reza, director general de la ahora Enpresa Productiva del Estado, dijo que la compañía lanzaría 16 procesos de licitación de obras de infraestructura que disminuirían las pérdidas del 14 por ciento del total de energía generada, a 10 por ciento en el año 2018. Estos proyectos significan para la CFE una inversión de mil 900 millones de pesos.
A pesar de estas acciones, las pérdidas de energía en México son más del doble que el promedio en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y cinco veces mayores, por ejemplo, a las que se observan en Corea del Sur.
De las ventas totales, el 99 por ciento corresponden a las ventas directas al público y el 0.5 por ciento es para exportación.
Tan sólo en 2014 se realizaron 180 operaciones de mantenimiento en unidades termoeléctricas con un costo de 8 mil 691 millones de pesos, y otras 120 operaciones en unidades hidroeléctricas en las que se invirtió 169.7 millones de pesos, pero que sólo significaron un aumento de 0.8 por ciento en la Eficiencia Térmica Neta, que pasó de 35.3 por ciento a 36.1 por ciento.
Desde junio de 2014, la CFE fue decretada por el Senado de la República como una Empresa Productiva del Estado; es decir, de propiedad exclusiva del Gobierno federal, con personalidad jurídica y patrimonio propios. Esta decisión, que se desprende de la Reforma Energética, le ha permitido participar en el mercado como empresa privada, teniendo como objetivo la generación de ganancias obtenidas a través de sus actividades y utilizarlas para la reinversión.
La CFE es ahora responsable de sus prácticas técnicas, operativas y de gestión, y desde el mes de agosto del año pasado ya no figuró en la lista de empresas paraestatales.