En videos que se entregaron a la televisión se puede ver que los agentes no siguen ningún protocolo con el menor de edad, a quien, sin haber flagrancia, se le trata como criminal. Al menos uno de los agentes atacó por la espalda al estudiante, que cae; son las 16 horas con 33 minutos de ese 23 de enero. El joven, que se sabe inocente –algo que la misma autoridad reconocerá: lo deja en libertad– opone cierta resistencia y la respuesta es humillarlo.
Pero eso es lo que la autoridad capitalina ha dejado que se vea, porque NO filtró los videos completos.
Las autoridades capitalinas han sido acusadas en el pasado de filtrar información de casos sensibles para librar la presión pública. Ahora entregaron tramos de video a los medios, no información completa que pudiera aclarar qué pasó con Marco Antonio.
Ciudad de México, 1 de febrero (SinEmbargo).- El Gobierno de la capital mexicana filtró a la prensa videos y fotografías sobre el arresto de Marco Antonio Sánchez Flores, un estudiante de preparatoria que desapareció en manos de agentes de la policía y que regresó transformado, sin reconocer a sus padres y sin saber su propio nombre.
En los videos que se entregaron a la televisión se puede ver que los agentes no siguen ningún protocolo con el estudiante menor de edad. Sin existir flagrancia –el joven no es sorprendido cometiendo algún delito–, es tratado como criminal. Sánchez Flores, que se sabe inocente –algo que la misma autoridad reconocerá: lo deja en libertad– opone cierta resistencia y la respuesta es el sometimiento y la humillación.
Pero eso es sólo lo que el Gobierno de la Ciudad de México ha permitido que se vea. Los videos están editados y no muestran momentos clave.
Sin embargo, en el material filtrado se puede apreciar que al menos uno de los agentes atacó por la espalda al estudiante. Fue a las 16 horas con 33 minutos de ese 23 de enero, cuando el estudiante preparatoriano desapareció. Eso es lo que el Gobierno capitalino filtró, es decir, lo que deja ver. Pero no entregó nada de información de lo que pasó después, cuando el estudiante es llevado en una patrulla.
Las autoridades capitalinas, que han sido acusadas en el pasado de filtrar información de casos sensibles, entregaron apenas tramos de video a los medios, no información completa. Aún con esa información es posible advertir que el menor de edad es tratado como si hubiera cometido un crimen y se le hubiera detenido el flagrancia.
El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ha hablado a diario sobre el caso desde que Marco Antonio fue localizado con vida, aunque durante cinco días guardó silencio.
Fue Mancera quien presentó los primeros videos que confirmaron que el estudiante estaba vivo.
Sin embargo, ahora la autoridad capitalina ha optado por la filtración del material sensible y editado a los medios televisivos.
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Los videos muestran que el joven estudiante fue sometido por la fuerza dentro de la estación del Metrobús no por dos, sino por hasta seis empleados del Gobierno de la capital mexicana.
Si se parte del conocimiento de que el joven es inocente de cualquier acusación (como los mismos policías reconocen después), Marco Antonio es tratado sin dignidad, violando sus derechos de menor de edad e incluso la presunción de inocencia. No hay flagrancia, pero se le trata como si la hubiera; se le tira al suelo, se le trata como criminal.
El video que fue entregado y difunde Milenio Televisión, que es el más completo hasta ahora, está editado en partes sustanciales, en tramos que podrían explicar por qué un joven que sus padres y maestros describen como talentoso y de buena conducta, regresó sin saber siquiera su propio nombre.
Además, las autoridades de la capital filtran “fotografías” de la patrulla que se lleva a Marco Antonio. Las cámaras de vigilancia de la capital no tomna fotografías, sino videos, lo que abre a más sospechas: ¿qué estaba pasando dentro de la unidad?
No sería la primera vez que la Procuraduría y la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Miguel Ángel Mancera utiliza filtraciones para criminalizar a víctimas en casos controversiales. Mancera, quien fue Procurador antes de asumir la Alcaldía de la capital, ha sido acusado de violentar derechos y forzar investigaciones para librar la presión social por casos icónicos de abuso.
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El pasado 23 de enero, Marco Antonio caminaba cerca de la estación del Metrobús El Rosario, en la delegación Azcapotzalco, donde le llamó la atención un grafitti al que le quiso tomar fotos, de acuerdo con lo narrado por el amigo que lo acompañaba .
En ese momento, un sujeto habría solicitado el auxilio de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina (SSP) acusando a Marco Antonio de intento de robo. Pero esta información podría ser mentira: ese presunto individuo NO aparece.
El menor fue perseguido por los uniformados hasta dentro de la estación.
Allí, según la declaración de los dos policías, se suscitó el altercado con el joven: él decía que no había hecho nada, y al ser cuestionado de por qué se había echado a correr fue cuando «perdió el control»; lo sometieron para intentar calmarlo, pero nunca lo golpearon, aseguran los uniformados.
Usuarios del Metrobús presenciaron el momento en que los elementos de la SSP subieron al estudiante de preparatoria a una patrulla.
Los policías que lo detuvieron– armados con cascos y toletes– dicen que preservaron la presunción de inocencia, que lo soltaron cinco minutos después al percatarse que la persona que lo acusó había desaparecido, y que por eso decidieron no reportar el incidente a sus superiores, pero que en todo momento, argumentan, cumplieron con el protocolo.
«Podemos decir que en todo momento se respetaron sus derechos humanos. No tenemos nada qué ver. No hicimos nada malo», dijeron tres policías implicados en la detención: Ricardo de la Rosa, Ricardo Trejo González y Ubel Mora Gallardo al salir de su comparecencia en la Comisión de Derechos Humanos capitalina (CDH).
Ubel Mora Gallardo era hasta hace unos días buscado por mandos de la SSP-CdMx en su natal Tecoanapa, Guerrero. Falta un cuarto policía, que sigue sin ser localizado y cuyo nombre no ha dado a conocer la dependencia.
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Durante cinco días, Marco Antonio transitó desorientado por calles del Estado de México. Primero fue visto en Tlalnepantla, donde policías lo llevaron a unos juzgados y luego lo pusieron en libertad; después apareció en Melchor Ocampo, desde donde llamaron a sus padres para que pudieran identificarlo.
De acuerdo con los policías que resguardaron al joven en ese último municipio, él no recordaba ni su nombre.
Imágenes difundidas la noche en que hallaron a Marco Antonio– domingo 28 de enero– muestran a un joven totalmente diferente al que fue detenido cinco días atrás: tenía golpes en la cara y parecía perturbado.
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